EL GRAN LIBRO DE LA SANTERIA

La santería o religión yoruba surge a fines del siglo XIX con la llegada de los esclavos africanos a la isla de Cuba, y desde entonces no ha cesado la polémica: ¿Podemos utilizar hoy en día algo de ese saber oculto? ¿Es posible para el lector emplear sus rituales para superar, por ejemplo, una enfermedad? ¿Y llegar a proteger a nuestros seres queridos?El autor de este libro, Alejandro E. Delgado Torres (Ogunda La Maza), afirma que los tradicionales ritos de esta creencia son verdaderamente útiles para la vida cotidiana de cualquier persona. Su práctica nos permite conseguir el verdadero amor, encontrar un buen empleo y conservarlo, así como hacer realidad otros muchos deseos. Además, la sabiduría de los santeros nos ayuda a reconocer si hemos caído presos de un hechizo maligno y nos indica cómo liberarnos. Los cuidados de la salud y la belleza, las vías para encontrar dinero o asegurar nuestro negocio, así como las formas para dar con la buena suerte que necesitamos son efectos beneficiosos que se derivan de leer esta apasionante obra.A través de la investigación que encontramos en "El gran libro de la santería" conoceremos el largo y profundo proceso de sincretismo que culminó en la asimilación de las deidades del continente negro, los orishas, a los nombres más relevantes del santoral católico. Con el culto a estos santos y mediante distintos rituales (la regla de Osha, la tirada de los cocos o el oráculo Biagué, las plegarias con las que son convocados, el uso de los collares y del agua bendita) más el reconocimiento de nuestro ángel de la guarda, se tiene acceso a los espíritus capaces de influir o alterar las circunstancias de la vida. La figura principal de esta ancestral religión es el santero, mediador entre el poder de los orishas y las personas que acuden a él para recibir una guía espiritual que les ayude en sus problemas y les sirva de orientación personal. Él indicará qué ceremonias son precisas -como los baños lustrales- para eliminar las impurezas de nuestro cuerpo o evitar el mal de ojo.