Bulos, falsas creencias, medicina alternativa... La
desinformación sigue campando a sus anchas en
un mundo en el que la aparente verosimilitud
parece seguir ganándole la batalla a la razón y a
la ciencia en muchos casos. Lo irracional sigue
siendo demasiado atractivo (¿a quién no le gustaría
poder comunicarse con el Más Allá o poder
anticipar el futuro?) y hace que dejemos a un lado
el pensamiento crítico y nos dejemos llevar.
Y eso es tremendamente peligroso. Engañarnos,
o que nos engañen, puede poner en riesgo nuestra
salud, nuestras finanzas, nuestro bienestar e incluso
nuestra propia vida (piensa en un genio como Steve
Jobs y en como su fe en supuestas terapias milagrosas
le hizo perder un tiempo precioso en su
lucha contra el cáncer). Detrás de cualquier esquina
acecha todo tipo de estafadores dispuestos
a sacar partido de nuestros momentos de debilidad
y aprovecharse de nuestra ingenuidad o de nuestra
tendencia a querer creer.