Incomparable relato que se ha convertido en una novela clave de la literatura hispanoamericana del s. XX.
El reino de este mundo es un alucinante relato en la aventurosa corte real haitiana de Henri Christophe. Un mundo de pasiones que se desenvuelven en medio de la feroz caricatura de la corte bonapartista, construida con los elementos casi salvajes de una isla antillana en la que la tiranía ha cambiado brutalmente de nombre y en la que los ecos del tamtam repercuten en el latón de los uniformes y en las borlas de las bordadas mitras de fingidos obispos.
Esta edición incluye también el célebre prólogo en el que Carpentier acuña el término «real maravilloso», que a su parecer es la mejor definición de la idiosincrasia del continente americano, en donde el milagro y la magia forman parte de la esencia de su cultura.
A la par que afamado novelista y uno de los más conspicuos artífices de la renovación de las letras latinoamericanas, Alejo Carpentier (1904-1980) dedicó buena parte de su actividad literaria al ejercicio del periodismo, a la crítica musical y a los estudios de musicología, siendo testigo privilegiado de cuanto se cocía en las vanguardias artísticas durante su periplo europeo y firmando, a su vez, varias monografías y artículos sobre música cubana. Carpentier concluyó la redacción de esta obra en Caracas, donde se estableció en 1945, y este libro vio la luz, por fin, al año siguiente, en México. Esta obra singular y pionera tiene la virtud de esbozar un nutrido retablo de la prodigiosa diversidad sonora que atesoraba el archipiélago antillano. Es el fruto de la minuciosa investigación de un autor apasionado, necesariamente tendencioso y que no quiso, ni pudo, sustraerse a sus militantes querencias y, tal vez tampoco, reprimir sus no menos imperdonables omisiones… Con todo, por su lectura amena y su encomiable erudición, La música en Cuba será un libro apreciado por todos los lectores que comparten nuestro insaciable interés por la historia de la música afroamericana y de todos los afluentes que en ella convergen. El atributo más destacable de este emprendimiento acaso fuera el hecho de que, por vez primera, era posible consultar una fuente donde no solo se pasara revista a la producción artística de los creadores de mayor relevancia de la isla, sino en el que se ofreciera una perspectiva histórica de las sucesivas aportaciones que fueron jalonándose a lo largo de más de cuatro siglos, a tenor de lo ofrecido hasta entonces por otras fuentes parciales e inexactas, que no compartían el ambicioso tratamiento de la tarea acometida por Carpentier.