Tennesse Williams es, junto con Arthur Miller, el dramaturgo norteamericano de mayor difusión y prestigio. Es él quien ha llevado con rasgos más definitivos a la escena la atmósfera de ese sur fabuloso, de una aristocracia herida y decadente, en una obra que ha unido el sueño y la realidad, en un clima de pesadilla y erotismo. En un mundo etéreo, transparente, frágil como el cristal, se mueven los personajes de esta obra que obtuvo el premio de la crítica de Nueva York en 1945 al reconocer la hábil construcción de caracteres como el mayor logro, de El zoo de cristal.