David Hume es un autor cada día de más actualidad en nuestro país. Su obra ha sido destacada desde el punto de vista epistemológico, ético y político. Sus grandes textos de filosofía de la religión hace tiempo que están traducidos. Pero su tarea de análisis y crítica del fenómeno religioso encuentra un lugar más combativo y directo en los pequeños ensayos que dedica a este asunto y en algunas de sus cartas. El presente volumen de escritos breves sobre religión recoge, entre otros, obras maestras como «Del suicidio» o «De la inmortalidad del alma» (editados en castellano ya, pero nunca hasta ahora en el contexto de una amplia discusión sobre la filosofía de la religión de Hume), ensayos aún inéditos como «De los caracteres nacionales» (en el que se incluye una muy dura crítica del clero y sus inquietudes vitales) y, finalmente, una carta inédita en castellano en la que David Hume muestra toda su fogosidad anticlerical y la riqueza de su crítica antirreligiosa.En sus páginas el lector encontrará a un David Hume combativo y radical, laico, maestro del pensamiento secularizador, muy lejos de la imagen conservadora y puramente escéptica de su filosofía que ha predominado hasta hoy día en nuestro país.
Ficha técnica
Traductor: José Luis Tasset
Editorial: Ediciones Akal
ISBN: 9788446011255
Idioma: Castellano
Número de páginas: 144
Tiempo de lectura:
3h 21m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 14/02/2005
Año de edición: 2005
Plaza de edición: Es
Colección:
Clásicos del pensamiento
Clásicos del pensamiento
Número: 11
Alto: 24.0 cm
Ancho: 17.0 cm
Peso: 289.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por David Hume
Nació en Edimburgo en 1711. Su familia consideraba que la carrera de Leyes sería una adecuada profesión para él, pero su interés estuvo siempre centrado en la filosofía y la literatura clásica. Viajó a Francia, donde pasó tres años y, retirado en La Flèche (lugar de claras resonancias cartesianas), escribió el «Tratado sobre la naturaleza humana», que se publicó en 1734. La obra tuvo escaso éxito y como el propio Hume escribe en su biografía, «salió muerta de las prensas». El fracaso, piensa su autor, no se debía tanto al contenido como al estilo, a la exposición de las ideas. Ello le llevará a publicar la «Investigación sobre el entendimiento humano» y la «Investigación sobre los principios de la moral», obras en las que refundirá las partes primera y tercera del «Tratado», respectivamente. Las consecuencias escépticas que de sus obras se derivarán en el campo de la religión y de la moral, así como las acusaciones de ateísmo, hicieron que en dos ocasiones le fuera negada una cátedra universitaria. Hubo de conformarse con el cargo de bibliotecario en la Facultad de Derecho de Edimburgo. Fue entonces cuando escribió su «Historia de Inglaterra». Viajó de nuevo a Francia, como secretario de embajada. La acogida que le dispensaron los «philosophes» no pudo ser mejor. Diderot, D'Alembert, Buffon, Voltaire.... le introducen en los salones y se disputan su amistad. Su carácter afable y cordial, así como su sentido de la amistad, le granjearon el afecto y la consideración de todos ellos. Fue ese sentido de la amistad el que hizo que, de vuelta a Inglaterra, se llevase consigo a Rousseau, cuya posición en París empezaba a ser peligrosa tras la publicación del «Emilio». Todos los esfuerzos de Hume por ayudar a su amigo fueron malinterpretados por el filósofo ginebrino, cuyo difícil y huraño carácter era de sobra conocido, y la relación entre ambos concluyó. Hume pasó los últimos años de su vida en Edimburgo, donde murió en 1776.