Un día vas al CCCB a escuchar una charla y de repente te topas con una mirada, un chico que hace que te explote todo por dentro, y en menos de dos semanas os seguís en todas las redes habidas y por haber. A los dos meses hacéis el amor en la Mar Bella y, cuando ya lleváis tres quedando, te das cuenta de que quizá te has enamorado. Sin saber cómo se hace. Buscas respuestas en tus referentes románticos más inmediatos, pero pronto descubres que ni tus amigos, ni tu compañera de piso, ni tus propios padres parecen tener la clave para entender cómo querer (o cómo querer bien). Vivir en Barcelona es todo un reto, como lo es sobrevivir a un trabajo que sirva para algo más que para pagar el alquiler, y las resacas empeoran con la edad y cada vez parece más difícil acabar el día habiendo comido toda la fibra que recomiendan los anuncios publicitarios. Querer. Fallar. Aprender. O no. El protagonista de Fervor se enamora, sin querer… El resto es historia, y es esta