Los grandes protagonistas del exilio republicano se mostraron muy críticos consu propia actuación hasta la Guerra Civil y desarrollaron un intenso sentimientoespañolista, que cada cual expresó a su manera. Incluso antiguos rivales en el campode la izquierda coinciden en expresar el temor de no volver a España. "Meaterra [,] el tener que dejar aquí mis huesos", le dirá Prieto a su compañero delpartido socialista, De los Ríos, en una carta de 1946.Hambre de patria es una historia de la diáspora republicana a partir de lostestimonios de muchos de quienes la padecieron. Aquí se exponen los sentimientosmás íntimos de los exiliados, escondidos muchas veces en cartas quesolo leyeron sus destinatarios de entonces. De sus recuerdos y testimonios,también de sus reproches mutuos, emerge una imagen que nada tiene quever con la idealización de la República, criticada por algunas de sus figurasmás notables por su falta de realismo y de sentido histórico.Esa revisión autocrítica de la España de los años treinta Ó"la republiquetade 1931", según SenderÓ lleva a esbozar un proyecto político para una nuevaEspaña, sin exclusiones ni sectarismos, reconocible en la democracia nacidaen la Transición.