La humildad precede siempre a la gloria. La historia de José es reflejo de esta verdad. José ha vivido de humillación en humillación, pero en su corazón no hay odio, ni rencor, ni venganza. Dios ha sembrado la semilla de la humildad y José ha visto el plan de Dios en todos los acontecimientos de su vida, hasta el cumplimiento de la misión que le había encomendado el padre: «Ve a buscar a tus hermanos». Buscar a los hermanos y reunirlos con el Padre es la misión de Cristo en la tierra, es la misión de cada discípulo de Cristo a lo largo de su vida.