Alias Torlonio
Soy un pintor íbero. Dibujo con la mano izquierda y pinto con la derecha (o al revés). Empecé haciendo camas en la legendaria pensión Margot de la Carrer de Sant Pau, en el corazón del barrio chino de Barcelona, mientras publicaba dibujos en una revista underground ya legendaria gracias a los dibujantes Gallardo y Mediavilla.
Un año antes había trabajado para una editorial madrileña que pagaba con cheques sin fondos, tenía dieciséis años y era un profesional. Después junto con mil locos más, conseguimos derrocar el servicio militar obligatorio de este país, a riesgo de perder nuestra libertad, nada menos. También hice alguna que otra locura, desde realizar servicios para una agencia de detectives, sudar la gota gorda en dos fundiciones y en otras dos demoliciones, llevar el taller de una incipiente empresa de cerámica o conducir la mensajería interna de los juzgados de Madrid con una bicicleta, para Manuela Carmena, claro, cuando era la jueza decana de la capital ¡Ole!
Dibujé durante una temporada a Ángela del Barrio y a sus alumnas en sus preciosas clases de flamenco, hacía una media de treinta dibujos por hora. Con los geniales Hermanos Poullain, maestros en todo, pinté sus escenarios durante más de una década, formando parte de la empresa más peluda y trabajadora de este país; lo último que hicimos juntos fue Leo, de José Luis Borau. Restauré techos de estilo modernista en el centro de Lleida para mi querido señor Gosalvez y también algún cuadro de los pintores Pepe Lara y José Bastida. Como peatón de paso, estoy bastante avergonzado de ver como una piara de terroristas tiene secuestrada impunemente a toda la humanidad en su propio planeta. Son políticos, banqueros y empresarios de multinacionales (farmacéuticas, alimentación, armamento, etc.). Crean enfermedades, hambrunas y guerras. Se pasean entre nosotros en coches blindados, desafiantes, con sus trajes, sus corbatas y sus estilos de vida enfermizos. Se alimentan del miedo y paradójicamente, siempre tienen miedo. No saben lo que es el amor. Pobres bestias.
Mi primera exposición la hice en Manhattan (New York), en el 2015. Este año 2016, en Mayo, presenté en Madrid mi primer libro de poemas, La Aurora de los Vampiros, gracias a la editorial Seleer. Mientras mi país trata de sobrevivir esquivando políticos y empresarios fraudulentos y ladrones. No soporto a la gente autoritaria y desprecio con toda mi alma a los maltratadores de personas y de animales. (Ningún país que fabrique armas merece la paz).