¿Qué pasaría si existiera una casa de empeños que, en lugar de dinero, prestara tiempo? En un rincón escondido de una ciudad cercana a Seúl, existe un callejón tan estrecho que apenas permite el paso de dos personas. Al final, una modesta casa de empeños, regentada por una anciana y un gato negro, espera a los pocos que logran encontrarla. No es un lugar común. En esta casa de empeños se comercia con un bien aún más valioso que el dinero: el tiempo. Además, no todos pueden entrar. Solo quienes poseen un aura del color adecuado tienen acceso a su extraordinaria oferta: la posibilidad de regresar al pasado y cambiar un momento crucial de sus vidas. El precio a pagar es alto, pues el tiempo prestado se resta de los años de vida que les quedan. Para algunos, es un sacrificio insignificante. Para otros, una carrera contra el destino.