De esta consecución de fenómenos aplazados 35 años, y felizmente empezados a resolver desde hace poco, nace la posibilidad de leer este libro de Antonio Orihuela. Una opción de crítica y poesía -es decir, de opciones de lenguaje-, que permite explicar lo que todo el mundo sabe, pero no ve. Que vivimos una guerra tranquila. Que cada mañana un oficial toca su silbato y salimos, aterrados, de la trinchera. Hacia la muerte. Muchos no volvemos al campamento por la noche. Tranquílamente. Parece obvio. Pero no lo es. Sólo a través del sentido crítico sobre la realidad, y de la poesía sobre la realidad, se consigue la capacidad para describir la realidad certera. La realidad profunda.
Guillem Martínez.