El 2 de marzo de 1953 el camarada Josef Stalin sufre un repentino
ataque cerebral tras leer una breve nota de la solista María Yudina.
Los miembros del Partido Comunista de la Unión Soviética se
reúnen en comité, pero las resoluciones se demoran y la ayuda
médica llega tarde.
Dos días después se hace pública la muerte del Padre de los Pueblos
y, mientras el partido se debate en busca de un sucesor, Vassili,
su hijo, intenta destapar una conspiración organizada contra su
padre. Es entonces cuando las pompas fúnebres se convierten en
un juego estratégico de acusaciones internas y traiciones al Partido,
una lucha entre la asunción del poder y la pura supervivencia.