La música a menudo nos atrae como un mar es un homenaje a la
música y a su gran poder de impactar, conducir al oyente, de
desarmarle para desvelar el terreno más profundo de su
condición humana, produciendo en su receptor un reencuentro
con algo valioso de sí mismo que hasta entonces no conocía.
Sylvain Fort, quien declara ser desconocedor de la técnica pero
se demuestra delicadamente sabio en la escucha, en esta obra de
sensibilidad exquisita confiere a la música el don de
transformarnos y, con la ofrenda de nuestro silencio interior para
acoger la entrada de lo que es puramente ajeno, el humilde
presente de nuestros dos oídos, el cerebro alojando entre ellos y
todo conectado a nuestro sistema nervioso, convertirnos en
pasajeros de una nave que nos conduce hacia nuestra verdad
emocional, el propio conocimiento; haciéndonos sentir la más
variada paleta de emociones sin descubrir y vibrar de mil
maneras aquello que no sabíamos que podía vibrar en nosotros.
A lo largo de los catorce capítulos que conforman este ensayo,
el autor muestra una auténtica devoción por la música, tratando
de definir, reflexionar y evocar las emociones y sensibilidades
que esta es capaz de generar en cada uno de nosotros. Con una
aproximación aparentemente sencilla, Sylvain Fort se vale de
una importante contextualización filosófica, literaria y artística,
así como de numerosas referencias musicales, tales como Bach,
Wagner o Mahler, para darnos una imagen del enorme alcance
de la batalla de la humanidad por su salvación y su dignidad, y
trazar la evolución del arte sonoro, examinando, a través de su
pulsación profunda, cómo este nos ha hecho un poco más
compasivos y más humanos.