Lo barroco, nacida como la mayoría de las obras de Eugenio d'Ors en las páginas del "Glosario", recoge su propuesta de reemplazar la noción de "el Barroco", como categoría puramente histórica y restringida al ámbito de las artes plásticas, por la de "lo barroco", entendida como categoría filosófica, como "constante histórica", contrapuesta a "lo clásico". "Lo barroco" debe ser entendido como expresión de una cierta actitud del hombre ante la vida, que cabe reconocer en múltiples manifestaciones del espíritu, en cualquier etapa de la historia de la humanidad. "Lo barroco" designa aquella actitud del espíritu que obedece al ciego impulso espontáneo de la naturaleza; "lo clásico" por el contrario, aquella otra que se propone encauzar tales impulsos mediante su sumisión a un designio libre. Son las "formas que vuelan" frente a las "formas que pesan". Y el autor, aunque propugna la primacía de "lo clásico" en cuanto expresión más plena del ser del hombre, no puede dejar de sentir la fascinación de "lo barroco", de esos juegos entre la sensibilidad y la inteligencia, en los que esta última debe salir victoriosa. La presente edición incorpora como "Apéndice" el artículo Arte portugués, que formó parte de Du Baroque, su edición original francesa, pero que no había sido recogido hasta ahora en ninguna de las ediciones castellanas precedentes.
Ficha técnica
Editorial: Tecnos
ISBN: 9788430937646
Idioma: Castellano
Número de páginas: 144
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 02/04/2002
Año de edición: 2002
Plaza de edición: Es
Colección:
Filosofía - Neometrópolis
Filosofía - Neometrópolis
Alto: 23.0 cm
Ancho: 15.5 cm
Grueso: 1.3 cm
Peso: 234.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Eugenio D'Ors
Filósofo, ensayista y crítico de arte, Eugenio d’Ors (Barcelona, 1881-1954) ocupa un lugar destacado en la cultura española. Junto con Unamuno y Ortega, fue el pensador más representativo e influyente de su tiempo. Abordó diferentes géneros, desde la novela (La bien plantada, 1911), hasta el ensayo (Introducción a la filosofía, 1921), pasando por la crítica de arte (Tres horas en el Museo del Prado, 1923), la prosa poética (Oceanografía del tedio, 1916) y las notas breves, que recogió en su Glosario. Desde los inicios en La Veu de Catalunya, intercaló entre sus abundantes glosas algún poema y algunas series de aforismos, muchas de las cuales fueron recogidas en el volumen Gnómica (1941). Entre sus múltiples aportaciones cabe destacar la difusión de la estética moderna, que arranca de Baudelaire, y la incorporación del discurso fragmentario, al que Nietzsche otorgó carta de naturaleza.