Edición bilingüe: español-inglés. Un retrato puede ser una cárcel donde congelar un gesto, pero también una ventana abierta sin límites al conocimiento. Todo dependerá de si la inmovilidad proviene de la pose o si posar ante el fotógrafo presupone, por el contrario, poder transparentarse. Cuando esto último se logra, el milagro de la comunicación se hace posible y la fotografía entra como un bisturí sutil en el ademán, dejándolo al descubierto.