La vida de Caeiro no puede narrarse, puesto que nada en ella hay que narrar. Sus poemas son lo único que en él hubo de vida. En todo lo demás, ni hubo incidentes, ni hay historia. El mismo episodio, inicuo y absurdo que originó los poemas de El pastor enamorado, no fueun incidente, sino, por decirlo así, un olvido. Esta es la breve nota biográfica que Ricardo Reis escribió sobre su coheterónimo y maestro Alberto Caeiro, a lo que añadirá en otro texto: La obra de Alberto Caeiro representa la reconstrucción integral del paganismo, en su esencia absoluta, tal y como ni los griegos ni los romanos, que vivieron en él y, por tanto, no lo pensaron, pudieron hacerlo: sin embargo, ni la obra ni su paganismo, fueron pensados ni sentidos: le llegaron como lo que quiera que haya en nosotros de más profundo que el sentimiento o la razón. Decir más sería explicar, lo que no sirve de nada; afirmar menos sería mentir.
Ficha técnica
Editorial: Baile del Sol
ISBN: 9788416320707
Idioma: Castellano
Número de páginas: 172
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Fecha de lanzamiento: 15/02/2016
Año de edición: 2015
Plaza de edición: Tenerife
Alto: 22.0 cm
Ancho: 14.0 cm
Peso: 240.0 gr
Especificaciones del producto
Escrito por Fernando Pessoa
Fernando Pessoa (Lisboa, Portugal, 1888-1935), escritor, crítico, dramaturgo, ensayista, traductor, editor y filósofo, fue una de las figuras literarias más importantes y complejas del siglo xx y uno de los grandes poetas en lengua portuguesa. Director y colaborador de varias revistas literarias, se ganó la vida como redactor de correspondencia extranjera para empresas comerciales, traductor y vendedor de horóscopos. Escribió en inglés (vivió en Suráfrica en sus años mozos) una parte de su obra, que se desplaza magistralmente de la vanguardia al clasicismo. Desdeñoso de la fama, propuso siempre lo que él llamó una “estética de la abdicación”, en la que incluía no sólo “la posibilidad de bienestar material” sino todo el sistema de relaciones humanas, desde el amor a la amistad, convencido de que el hecho divino de existir no debe asimilarse al hecho satánico de coexistir.