PRÁCTICAS DE INNOVACIÓN DOCENTE EN CIENCIAS SOCIALES Y JURÍDICAS

La transformación que la organización de los estudios universitarios ha experimentado en los últimos años, ha supuesto, entre otros cambios, que la innovación docente ocupe un espacio esencial en los procesos formativos del profesorado universitario. No obstante, el interés por implementar nuevas técnicas y experiencias en el ámbito de la educación superior ciertamente no es algo nuevo. Para quienes consideramos un privilegio poder acompañar al alumnado en su trayectoria formativa, la inquietud por mejorar las herramientas docentes ha sido una constante desde hace décadas. Bien es cierto que en este primer momento, las prácticas innovadoras se desarrollaban en clase de una manera mucho menos institucionalizada. La implementación de los Proyectos de Innovación Docente nos ha permitido plasmar negro sobre blanco todas esas iniciativas que hemos venido poniendo en práctica a lo largo de nuestra trayectoria universitaria, al tiempo que han propiciado que efectuemos una labor de selección y sistematización de técnicas docentes novedosas. El hecho de que las propuestas de innovación docente hayan de someterse a un proceso de evaluación externa por parte de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación, nos ha permitido crecer en esta materia, aprendiendo a deslindar los aspectos más relevantes en los que debemos incidir. Quisiéramos aprovechar esta oportunidad para subrayar la relevancia de estos procesos evaluadores, absolutamente imprescindibles a la hora de medir la eficacia y eficiencia de tales propuestas, ya que la resolución mediante la cual se nos comunica la aprobación de un Proyecto, contiene valiosa información sobre la puntuación obtenida en cada uno de los apartados que conforman la estructura del mismo, constituyendo un instrumento sumamente valioso que nos permite reflexionar sobre sus puntos fuertes y debilidades. No basta por tanto con plantear una idea novedosa, sino que hay que dotarla de una estructura lógica, concretando objetivos, conformando un equipo de trabajo solvente, asignando tareas y elaborando un cronograma. Porque a innovar, también se aprende.