De la antigua relación de amistad entre Severo Ochoa y Marino Gómez-Santos surge este libro como testimonio entrañable. En sucesivas calas, el autor va siguiendo la aventura creadora de Ochoa, desde sus curiosidades iniciales; el paso por los laboratorios europeos de excelencia en la llamada Edad de Oro de la enzimología; la sucesión de viajes por Japón y su fascinación por ese país; las relaciones con maestros, colegas y discípulos, éstos, diseminados por todo el mundo. Con el paso del tiempo se advierte que el nombre de Severo Ochoa no ha tenido mundialmente el más leve eclipse y que, sin embargo, es mal conocido en España, por una predisposición innata, demoledora, considerada vicio capital y causa de muchas desdichas nacionales, que el autor esclarece. En «Severo Ochoa y España» se estudia lo que ésta fue para Severo Ochoa y se pone de manifiesto lo mucho que Ochoa aportó a su patria en el avance de la Bioquímica, así como en la implantación de un espíritu vocacional tendente a crear el clima propicio para su progreso. «La grandeza de un hombre —nos dice P. Laín Entralgo— está en lo que los demás hombres le deben. Grande es, pues, Severo Ochoa, cuando todos los hombres le debemos tan importantes contribuciones al conocimiento del ser viviente.»
Ficha técnica
Editorial: Trotta
ISBN: 9788481647723
Idioma: Castellano
Número de páginas: 336
Encuadernación: Tapa dura
Fecha de lanzamiento: 30/05/2005
Año de edición: 2005
Plaza de edición: Madrid
Alto: 24.0 cm
Ancho: 15.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Marino Gómez-Santos
Marino Gómez-Santos (Oviedo, 1930-Madrid, 2020), ha sido uno de los escritores del siglo XX que más ha acreditado su capacidad para transmitir su curiosidad por múltiples facetas del saber a través del género biográfico: además de Gregorio Marañón o de Severo Ochoa, a quien consagró varias obras, entre sus biografías más difundidas figuran las de personalidades tan relevantes como la reina Victoria Eugenia, Pío Baroja, César González-Ruano, Francisco Grande Covián, Santiago Bernabéu o Sebastián Miranda, entre otras muchos, incluyendo su propia autobiografía La memoria cruel (2002). Gracias a su categoría humana, Marino supo acercarse a diversos personajes llevado de la admiración y con la sencillez del que sabe escuchar y compartir confidencias.