Un narrador espectral y sin nombre acecha a las víctimas perdidas de Seúl, a las que sugiere el suicidio como único consuelo. Bajo las luces de neón de la ciudad, su historia se cruza con la de dos hermanos, C y K, enamorados de la misma mujer y en lucha por encontrarse en un mundo frenético y atomizado.
Con un estilo cercano a la ensoñación que contrasta con imágenes de potencia cinematográfica, Tengo derecho a destruirme, publicada en 1996, es una oscura parábola sobre la vida contemporánea oriental que anticipó la crisis económica y social que estalló un año después. Al igual que Bret Easton Ellis, Kim Young-ha disecciona el desencanto de la juventud de su país y su manera de combatir el tedio existencial.
Coches que se lanzan a toda velocidad por la autopista, sexo desesperado, la internacionalización del mundo del arte y su creciente frivolidad se conjugan en este libro de culto de la literatura surcoreana reciente que marcó a toda una generación de jóvenes.
Ficha técnica
Traductor: Kim Hyeon-kyun, Jung Hye-ri
Editorial: Malas Tierras Editorial
ISBN: 9788412537727
Idioma: Castellano
Número de páginas: 128
Tiempo de lectura:
2h 58m
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 29/06/2022
Año de edición: 2022
Plaza de edición: Madrid
Alto: 21.0 cm
Ancho: 14.0 cm
Grueso: 1.0 cm
Especificaciones del producto
Escrito por Kim Young-ha
Kim Young-ha (Hwacheon, Gangwon, 1968) pasó la infancia mudándose de un sitio a otro, ya que su padre era militar. Tras realizar el servicio militar obligatorio, trabajó como detective para la Policía Militar. Su carrera se inició en 1996 con Tengo derecho a destruirme, que recibió el premio Munhakdonge y con la que comenzó a consolidarse como uno de los autores más prolíficos y talentosos de su generación. Entre sus obras también destaca Quién sabe si mañana seguiremos aquí (2013; Temas de Hoy, 2019), llevada al cine en 2017 con el título de Memorias de un asesino. Durante varios años colaboró con The New York Times y trabajó en la Drama School de la Universidad Nacional de Corea, hasta que en 2008 decidió dedicarse de forma exclusiva a la escritura y la traducción. Actualmente reside entre Busán y Nueva York.