Una novia judía es una elipse generada por dos focos adversarios y proteicos. Cambiantes parejas de opuestos que van tomando en el desarrollo del poema las siguientes dimensiones y formas: una historia de amor en pleno conflicto, la serenidad y el orden de la poesía de Heine frente a las vanguardias aniquiladoras de Schwitters, el mythos y el logos; la fecundación y la incineración; el consumismo de neón y la ciudadela de Corinto; la muerte de la amada y su resurrección. De ahí que la obra desarrolle su avance alternando campos narrativos y planos expresionistas. Una lucha entre opuestos que tiene como resultado una obra de arte de autoría compartida, como definió magistralmente Mijail Tal la partida de ajedrez.