Treinta años de reclusión en un psiquiátrico no consiguieron borrar la historia de amor entre un maqueto y una etarra. A principio de los setenta un joven extremeño emprende un viaje al País Vasco. Alli se enamora de una euskaldun simpatizante de ETA. Comienza asi una turbulenta relacion donde dos visiones del mundo, dos culturas, dos nacencias muy distintas entran en contradiccion continuamente: Una encina nunca puede ser un pino, suele decir el; pero ella esta dispuesta a amarlo hasta la muerte. El asesino de un guardia civil de su entorno y una serie de circunstancias, dara con sus huesos en la carcel. Desesperado sobre todo por la añoranza de su tierra acaba perdiendo la razon en prision. Unos dias antes de beneficiarse del indulto es ingresado en un psiquiatrico. Treinta años despues recibe la visita de quien fuera su amor y todo ello ocasionara nuevos problemas emocionales al protagonista. El final de la historia, desde luego, no dejara impasible al lector, que habra vivido momentos de suma intensidad en los que se entremezclan pasiones desbordadas, situaciones limite y otro cumulo de sucesos que debera descubrir el mismo lector.
Yo era, y seguramente hubiera sido hasta mi muerte, un hombre sereno, pero en los últimos tiempos algunas injusticias me sacaron la bestia que llevo dentro. Un día se me acabó mi fe veterana y la bonhomia. Llego el momento en que la esperanza dejo de ser