«Dos extremos como las puntas de un arco donde late un dardo envenenado, y frente a los cuadros no podemos estar impasibles porque ese dardo que nos apunta a nosotros. Y no podía ser de otro modo si esos polos son la vida y la muerte, el individuo y la sociedad, el deseo y la realidad.» Estas son las tormentas y los tormentos que siempre han acompañado a Andrés García Madrid y que han conseguido hilar magistralmente este intenso poemario.
Todos los ríos eran torrentes. Mi barco sería en 1966 su primer libro. Habrían de pasar, sin embargo, nueve años (1975) hasta que su segundo poemario Subversión o clamor portugués llegara a las librerias, si bien entrambos (1969) publica El maravilloso mu