Reflexión sobre el trabajo humano en toda su amplitud. En este momento histórico la confusión entre trabajo y empleo es muy frecuente y constituye una de las reducciones a las que nos hemos habituado. El autor pretende contribuir a clarificar en qué consiste el trabajo humano, empeñó que conlleva la recuperación de la integridad del hombre.
El personalismo no es un sistema sino perspectiva, método y exigencia. Como perspectiva es un realismo espiritual: esfuerzo por reunir la unidad material, interior y trascendente de la persona. Como método rechaza el deductivismo de los dogmáticos y el empirismo integral de los "realistas". Las constantes de la condición humana no se pueden descubrir bajo un esquema, sino que están comprometidas en la situación de cada momento histórico. La acción se compone en el encuentro de una filosofía del hombre y de un análisis directo de las coyunturas históricas. Como experiencia pide compromiso total y condicional a la vez. Total porque comprendemos al hombre para transformarlo; y condicional porque la miseria del hombre lo hace bascular hacia la complacencia solitaria, hacia el aturdimiento colectivo o hacia la evasión idealista. El compromiso es con la permanencia del hombre, para que, bajo apariencias cada vez más insospechadas, sea siempre más hombre.