Desde hace casi 200 años la sociedad vasca vive una situación paradójica. El proceso de reconstrucción del nacionalismo vasco ha consolidado su imagen defensiva. Se ha desarrollado desde la consideracion del Otro (Estado) como enemigo y culpable de su situacion. Los años de transicion democratica replantean esta logica y, con ello, el caracter del propio nacionalismo. En las condiciones democraticas actuales debe reinventar su propio dosel. Estas condiciones no son mas faciles que las de otros tiempos porque, si politicamente es dominante, hay un peligro que le acecha: la privatizacion de la vida. Un nacionalismo tranquilo es, en parte, un contrasentido.