"¿Podemos estudiar de manera racional una realidad tan íntima, tan personal, tan tangible como la lectura? ¿No se destruye la relación mágica que existe entre las obras y sus lectores tratándola como cualquier objeto de estudio?". A lo largo del siglo XX se comenzó a investigar los hábitos de la lectura como una de las primeras actividades que permitían conocer el nivel cultural de la población. Los métodos estadísticos de la sociología brindaron las herramientas para ello. Pero ¿hasta que punto son fiables?. Los estudios reunidos en el presente volumen analizan los enfoques de la sociología de la lectura y sus resultados. Las cuestiones de cómo se lee, cuántos libros se leen, qué géneros prefieren los lectores según su edad, procedencia social y nivel de estudios se revelan como más complejas de lo que parece: ya no se puede delimitar las lecturas asociando ciertos géneros literarios con clases sociales, sino que hay que reconstruir las formas de experiencia que viven los lectores socialmente diferenciados en su contacto íntimo con las obras.
La reflexión sobre las desigualdades sociales respecto a la lectura es necesaria, pero no es una práctica homogénea en todo lugar y espacio social. El análisis de las prácticas de lectura de grupos sociales específicos comete a menudo el error teórico y metodológico de pensar que la comprensión sociológica consiste en considerar una realidad social como hipóstasis de categorías fijas como "literatura popular", "literatura intelectual" o "literatura juvenil". El sociólogo no debe tratar de delimitar las literaturas como un geógrafo marca los contornos de las fronteras sobre un mapa, sino reconstruir las formas de experiencia que viven los lectores socialmente diferenciados en su contacto con diferentes obras. Tradicionalmente, los sociólogos han menospreciado las experiencias que los lectores viven con los libros. Sus investigaciones de la lectura han estado hasta hoy profundamente marcadas por la sociología del consumo cultural. Sin embargo, el gusto por la lectura de una obra literaria determinada no puede deducirse de una disposición cultural y de un volumen de capital cultural, sino que la sensibilidad literaria se sitúa por derecho propio en el marco de una teoría de la acción individual. La tarea del sociólogo de la experiencia literaria singular parece ser entonces indispensable para obtener una información sobre las prácticas y la recepción efectiva de la lectura. Entre otros aspectos, los textos literarios proporcionan sueños diurnos que permiten prolongar, acompañar, preparar o volver a la acción, o bien escapar a una realidad monótona, aburrida, dolorosa. El investigador puede así descubrir, a través de una sociología de la experiencia y de la sensibilidad literaria, algunos aspectos o dimensiones que los encuestados no suelen manifestar en las situaciones sociales corrientes. Colaboran en este volumen: Anne-Marie Chartier, Christine Détrez, Olivier Donnat, Bernard Lahire, Gérard Mauger y Maartine Poulain.
Radical y provocadora, la pregunta que guía este trabajo suscita múltiples reflexiones que exceden el carácter instrumental de la sociología e incluyen la discusión sobre el estatus científico de esta disciplina y su relacion con la politica. La sociologia ¿debe servir necesariamente para algo?, ¿para que, sobre todo, no deberia servir?, ¿cual debe ser su naturaleza: politica, terapeutica o cognoscitiva? Estos interrogantes fueron reformulados de manera diferente por los autores de esta obra coordinada por Lahire. Cada respuesta es una invitacion a la reflexion colectiva y al trabajo de investigacion sobre el oficio del sociologo, sus funciones sociales y sus relaciones con los contextos sociohistoricos donde se inscriben. La publicacion en castellano de esta obra, en la que participan intelectuales de la talla de Robert Castel y Claude Grignon cuenta con un prologo de Lucas Rubinich que analiza estas intervenciones que, como sostiene el sociologo argentino, giran tambien en torno a los reposicionamientos frente a la figura de Pierre Bourdieu y a sus planteos de intervencion publica.
Las ciencias humanas y sociales que tienen como objeto el hombre, lo estudian, en la mayoría de los casos, en un solo contexto o a partir de una sola dimensión. Se le analiza como alumno, trabajador, consumidor, cónyuge, lector, aficionado a un deporte, elector, etc. Sin embargo, en unas sociedades en las que los hombres viven simultánea y sucesivamente experiencias socializadoras heterogéneas y a veces contradictorias, cada uno es inevitablemente portador de una pluralidad de disposiciones, de maneras de ver, de sentir y de actuar. Interrogarse sobre el modo en que la pluralidad de los mundos y de las experiencias llega a ser interiorizada por cada individuo, observar su acción en una diversidad de escenarios, ésa es la meta científica de este libro. El autor entabla un diálogo entre la sociología, la historia, la antropología y la filosofía. Sus reflexiones desembocan en la elaboración de un programa de sociología sicológica y ponen de relieve algunos secretos de los pliegues más peculiares de lo social.
Naissons-nous égaux ? Ce livre relève le défi de regarder à hauteur d’enfants les inégalités sociales afin de rendre visibles les contrastes saisissants dans leurs conditions concrètes d’existence. M