La desenvoltura de Megalópolis surge de cómo su autora fabula en torno a los más exuberantes registros de iconicidad cultural que invaden nuestros paisajes cotidianos; unos paisajes llenos de escombros tecnologicos, de ruinas sentimentales, de complejos maquinicos, de manierismos decorativos, de cuerpos artificiales y de generos sinteticos.El libro de Celeste Olalquiaga irrumpio brillantemente en el debate sobre lo residual y lo periferico, lo descentrado, de una alter-modernidad latinoamericana que revisita la autora mezclando el cosmopolitismo de lo moderno con la hibridez transcultural del collage postmodernista.
Desde Rodney, el cangrejo ermitaño que habita en una bola de cristal, hasta el Palacio de Cristal de la era victoriana, Celeste Olalquiaga nos ofrece una reflexión sobre el kitsch, sus orígenes y el modo como afronta los conflictos entre lo real y lo artificial, la tradición y la modernidad, o sobre la nostalgia y la melancolía. La autora rastrea el kitsch en sus inicios, a mediados de 1800, y lo define como una sensibilidad ante la pérdida. Se trata de un anhelo por objetos que ayuden a capturar de nuevo el pasado y resalta el hecho de que dichos objetos responden a una necesidad humana profundamente arraigada: la búsqueda de un significado y una conexión con la naturaleza. El reino artificial esclarece de manera fascinante este aspecto de nuestra cultura, en un intento de recuperar todo aquello que la industrialización se llevó para siempre.