La melodía del joven divino está al nivel de su obra maestra, La persuasión y la retórica. Su naturaleza fragmentaria le confiere por momentos una mayor contundencia. Michelstaedter se revela como un persuadido, alguien que no consume la vida presente en el anhelo de un futuro que nunca llega. Critica con virulencia a la sociedad burguesa que ha usurpado la potencia mediante la sed de ganancia, aquella que tiene necesidad de la ciencia que le codifique la abominacion de su prepotencia, de la ciencia que le de armas de fuerza desmesurada y artefactos de guerra que dominen el mar la tierra y el cielo. Como si escribiera su propio epitafio, Michelstaedter celebra la afirmacion de la vida por si misma, jamas supeditada a valores ultimos o ideales, siempre creados por los hombres para huir del vacio existencial ocasionado por su caracter efimero: La vida se mide por la intensidad y no por la duracion la intensidad esta en todo presente: la duracion aunque sea infinita no esta menos vacia si no es mas que un sucederse de presentes vacios.