Los diecinueve relatos que componen Discordancias abordan la soledad como hija legítima de la miseria emocional que, con el paso del tiempo -que nos estropea-, coloniza nuestra vida, convirtiéndose en un parasito perfectamente adherido a la piel. Pero hay en ellos el humor negro, acido, disparatado, que emana por los poros de su autora como si de la incontralable lava de un volcan en erupcion se tratara. El lector, exhausto -aunque algo aliviado por esas imprevisibles y geniales trazas de humor negro- espera escondido bajo una salvadora sabana un final desgarrador, sin salida, pero se ve recompensado por un destello de ilusion, de vida mas alla de la vida, de esperanza. Elena Casero nos embiste con su vision tragicomica de la vida. Aqui las teorias no sirven. Solo existe la experiencia vital, la vida vivida. Porque esta, la vida, es una tragedia. Y una comedia tambien. O no.
Una ciudad olvidada.Un grupo de sicarios aficionados.Secretos de familia.El halo envolvente de la decadencia.Son los ingredientes que la autora de Tribulaciones de un sicario aúna magistralmente para narrar la tragicomica historia de Anselmo de la Rua, ultimo eslabon de una familia adinerada venida a menos.Elena Casero, en su tercera novela, aprovecha el agil y claro estilo narrativo de su escritura, para jugar con el lector y adentrarse en un dificil encuentro: el de un personaje consigo mismo.
Ilustración de la cubierta: Carmen Doñate Gracia vive acomodada a una vida que no es suya. Una vida anodina, sumida en la monotonía y en el aburrimiento de unos días que se suceden a otros, teniendo como único aliciente la radio, las confesiones y los rosarios. Una vida carente de toda clase de recuerdos en una ciudad que, a la fuerza, ha hecho suya. En un país de mentalidad gris que sobrevive como puede a una época de cerrazón. La historia de Gracia es la del amor ausente o imaginado, la culpa por el pasado perdido y la hipocresía que la rodea hasta que un aroma se incrusta en su conciencia y remueve los cimientos de su vida, lo que le impulsa a recobrar el tiempo perdido y escribir sus recuerdos frenéticamente ante la atónita mirada de Julia, la mujer que la ha alojado en su casa y con quien mantiene una relación difícil.
Una ciudad olvidada. Un grupo de sicarios aficionados. Secretos de familia. El halo envolvente de la decadencia. Son los ingredientes que la autora de Tribulaciones de un sicario aúna magistralmente para narrar la tragicómica historia de Anselmo de la Rua, último eslabón de una familia adinerada venida a menos. Elena Casero, en su tercera novela, aprovecha el ágil y claro estilo narrativo de su escritura, para jugar con el lector y adentrarse en un difícil encuentro: el de un personaje consigo mismo.
Tras publicar tres novelas, Elena Casero irrumpe con fuerza en el mundo del relato. Los diecinueve relatos que componen Discordancias abordan la soledad como hija legítima de la miseria emocional que, con el paso del tiempo -que nos estropea-, coloniza nuestra vida, convirtiéndose en un parásito perfectamente adherido a la piel. Pero hay en ellos el humor negro, ácido, disparatado, que emana por los poros de su autora como si de la incontrolable lava de un volcán en erupción se tratara. El lector, exhausto -aunque algo aliviado por esas imprevisibles y geniales trazas de humor negroespera escondido bajo una salvadora sábana un final desgarrador, sin salida, pero se ve recompensado por un destello de ilusión, de vida más allá de la vida, de esperanza. Elena Casero nos embiste con su visión tragicómica de la vida. Aquí las teorías no sirven. Sólo existe la experiencia vital, la vida vivida. Porque ésta, la vida, es una tragedia. Y una comedia también. O no.