Fernando Pérez Pacho. Licenciado en Psicología por la Universidad de Deusto. Especialista en Psicología Clínica, con más de treinta años de ejercicio en tal ámbito. Formador de cuerpos de seguridad. Imparte cursos de capacitación para el desarrollo de habilidades personales y relacionales de comunicación, liderazgo, etc., en el mundo empresarial. Colabora, como docente, con la Universidad Nacional de Educación a Distancia en cursos de formación. Ha cursado diferentes másteres y posgrados, como en Fenomenología Terrorista, Recursos Humanos, Psicología Forense, etc. Además, es técnico en Prevención de Riesgos Laborales. Desde hace varios años mantiene un blog público sobre Psicología Policial enfocado al área policial y de emergencias.
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¡También ocurre aquí!Se suele decir que nunca pasa nada y que esas cosas solamente ocurren en Estados Unidos, en el cine y en las series de televisión, pero no es verdad. Conozca testimonios y manifestaciones que nacen de policias locales, autonomicos, nacionales, guardias civiles e incluso de agentes privados. Todos fueron brutalmente agredidos. Muchos resultaron heridos de gravedad, otros presentaron lesiones de menor entidad y algunos incluso regresaron ilesos a sus casas. En unos casos los ataques fueron ejecutados por indeseables seres inhumanos y, en otros, lamentablemente, por enfermos mentales. Algunos de los que han contado a los autores tan intimas y vitales experiencias consiguieron abatir a sus agresores, acabando en ocasiones con sus vidas o hiriendolos para neutralizar el riesgo. Porque sepa una cosa: no es lo mismo verse en la linea de tiro de la galeria, que en la linea de fuego de la realidad de la calle.¡También ocurre aquí!Se suele decir que nunca pasa nada y que esas cosas solamente ocurren en Estados Unidos, en el cine y en las series de televisión, pero no es verdad. Conozca testimonios y manifestaciones que nacen de policias locales, autonomicos, nacionales, guardias civiles e incluso de agentes privados. Todos fueron brutalmente agredidos. Muchos resultaron heridos de gravedad, otros presentaron lesiones de menor entidad y algunos incluso regresaron ilesos a sus casas. En unos casos los ataques fueron ejecutados por indeseables seres inhumanos y, en otros, lamentablemente, por enfermos mentales. Algunos de los que han contado a los autores tan intimas y vitales experiencias consiguieron abatir a sus agresores, acabando en ocasiones con sus vidas o hiriendolos para neutralizar el riesgo. Porque sepa una cosa: no es lo mismo verse en la linea de tiro de la galeria, que en la linea de fuego de la realidad de la calle.
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