Hay un momento en la historia del arte en el cual éste se hace más sincero: la representación deja de llamar a la ingenuidad y se esconde para dejar paso a una liberación del lenguaje artístico y del acto estético sin precedentes. El arte abstracto o los actos dadaístas, pero también Ulises o la Bauhaus, la dodecafonía o Le Corbusier, son algunos síntomas de esa pérdida de ingenuidad. Esta ruptura, a la cual llamamos la quiebra de la representación, va acompañada de un salto paralelo en la propia modernidad. A recorrer esta quiebra, a vivirla en sus categorías, se dedica este ensayo. Colección Comentarios y Monografrías, dirigida por Quintín Racionero.
A pesar de tantos intentos por comprenderla, delimitarla o definirla, la literatura va escapando siempre a las limitaciones, va continuando en relato infinito en el que se mezclan palabras, sueños, filosofía, arte, amor y muerte. En la cintinuación de ese relato, en sus hendiduras, está la libertad de seguir leyendo y escribiendo (y, quizá, siendo). Este libro analiz, en la primera parte, la obra de Proust, mostrando cómo la escritura va proporcionando poco a poco al autor su única lógica posible, la del relato. La segunda parte abre caminos a las relaciones entre filosofía y literatura, recogiendo las teorías más recientes al respecto, y ofreciendo la discontinuidad de los relatos como antídoto contra totalizaciones y totalitarismos que se consideren poseedores de cualquier verdad definitiva.