Corazón de dragónGrace Carlyle no podía imaginarse que buscando a su hermano perdido acabaría descubriendo un mundo secreto poblado por monstruos mitológicos, ni enfrentándose con un guerrero dragón que superaba en atractivo a cualquier ser mortal.Pero alli estaba, Darius Kragin, miembro de una raza de guerreros consagrada a custodiar los portales de Atlantis, asi como a matar a cualquier viajero que atravesara la frontera.En aquel momento, la vida de Grace estaba en sus manos, y Darius tenia que elegir entre su juramento y la mujer que habia logrado abatir sus defensas y robarle el corazon al dragon mas feroz de Atlantis.La joya de AtlantisTodos codiciaban a Jewel de Dunamis, cuya posesion, segun la leyenda, permitia vencer a cualquier enemigo. El humano Grayson James, agente del ultrasecreto Buro de Investigaciones del Otro Mundo, recibio la orden de evitar que cayera en las manos equivocadas, a costa incluso de destruirla. ¡Lo que no sabia era que Jewel era una mujer, no una piedra preciosa! Pero una vez que la conociera, destruirla seria lo ultimo que se le pasase por la cabeza.Jewel, en parte diosa, en parte pitonisa, necesitaba la ayuda de Gray para conquistar su libertad y el necesitaba su sabiduria para atravesar una Atlantis plagada de monst...
Paris era un guerrero inmortal poseído por el demonio de la Promiscuidad y con un atractivo irresistible que también suponía una pesada carga. Cada noche debía acostarse con alguien nuevo si no quería debilitarse hasta morir. Y la mujer a la que deseaba más que a ninguna otra estaba completamente fuera de su alcance o eso había creído hasta ese momento. Sienna Blackstone había llevado en su interior hasta hacía muy poco el demonio de la Ira, que la atormentaba con la constante necesidad de castigar a todos los que la rodeaban. Sin embargo, entre los brazos de Paris, aquella joven vulnerable e insegura iba a encontrar una pasión y una paz desconocidas para ella. Hasta que estalló una batalla entre los dioses, los ángeles y las criaturas del Inframundo que podría separarlos para siempre