Investigar la causa por la que es tan fácil quemarse el paladar al comer pizza, puede ser punto de partida de las interesantes consideraciones termodinámicas, y la aceituna en la copa de Martini, el
En la línea de los grandes ensayistas científicos, Harold J. Morowitz descubre en estas páginas las a menudo sorprendentes intersecciones entre nuestra vida cotidiana y las construcciones teóricas de la ciencia, y demuestra que el «mestizaje» entre disciplinas alejadas a primera vista (biología y literatura, física y antropología, historia y matemáticas) siempre es enriquecedor. Escritos con un indiscutible sentido del humor, una irresistible ironía y una cultura enciclopédica, cada uno de estos textos es una pequeña obra maestra de divulgación científica. El ensayo que da título al libro se centra en las circunstancias que conectaron para siempre el nombre de Joseph Ignace Guillotin con el siniestro artefacto que, no obstante, ni inventó, ni construyó ni, afortunado de él, padeció. Podemos leer a continuación las impresiones de una visita a las misteriosas estatuas de la isla de Pascua, una divertida disquisición sobre la irreversibilidad de los procesos físicos que desencadenamos al poner en marcha una lavadora, una filosófica reflexión sobre las ventajas e inconvenientes de la inmortalidad mediante la congelación, un estudio de la homeopatía basado en las matemáticas... y así hasta cuarenta deliciosas escenas que rompen los viejos esquemas que distinguen entre «ciencias» y «letras».
Investigar la causa por la que es tan fácil quemarse el paladar al comer pizza, puede ser punto de partida de las interesantes consideraciones termodinámicas, y la aceituna en la copa de Martini, el comienzo de un viaje retrospectivo a traves de una