El shinto juega un triple papel en el conjunto del desarrollo cultural de Japón. En primer lugar, el shinto es la expresión más pura y refinada del paradigma cultural autóctono que presenta la historia de este país. A este paradigma le llamaremos «cultura shinto». En segundo lugar, el shinto como religión diferenciada respecto al budismo y otras formas religiosas provenientes del continente, tiene un papel propio y exclusivo en la formación del conjunto religioso de la historia del país. A este factor le llamaremos «religión shinto». Y en tercer lugar, el shinto es además conocido como el sustrato ideológico del nacionalismo japonés. A este tercer aspecto del shinto le podemos llamar «ideología shinto». Alfonso J. Falero, doctor en Shintoísmo por la Universidad Kokugakuin en Tokio, es profesor de pensamiento japonés en la Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca. Es autor de la obra «Aproximación a la cultura japonesa» publicado en esta misma editorial, y miembro del Consejo Académico de Casa Asia para las relaciones culturales de España con el Continente Asiático.
Ante los ojos del visitante casual, Japón se dibuja como un escenario tremendamente caótico. Basta con una mirada panorámica a la distribución urbanística de sus ciudades para quedar atónito ante la implacable extensión de terreno que ocupan casas sin fin, adosadas o separadas, de madera o de cemento, el estilo tradicional conviviendo con el estilo californiano, o tejados europeos en punta alpina vecinos de terrazas mediterráneas, sucios apartamentos de una habitación junto a palacetes heredados de la aristocracia de otras épocas. Tal democracia urbanística no es probablemente conocida en el resto de las urbes del planeta. La sensación de caos viene aún más acentuada por la ausencia de calles dignas de tal nombre, y la carencia de lindes en las ciudades, pues por ejemplo de Tokyo a Nagoya se viaja sin saber dónde acaba la primera, o dónde comienza Yokohama, dónde es campo y dónde ciudad. Entendemos que el lector tiene en sus manos un conjunto de ensayos que reflejan el enfoque personal del autor sobre la historia cultural japonesa. No es por tanto una historia de la cultura japonesa convencional. Precisamente el autor espera transmitir de algún modo aspectos no tan tópicos y frecuentemente pasados por alto en la literatura al respecto disponible en nuestro país. De este modo espera compensar la inevitable fragmentariedad de un enfoque tan selectivo como el que anima la compilación de estas páginas.