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Todavía reciente como periodo histórico, y permanentemente evocada por diversas instancias académicas, periodísticas y políticas, la Transición (1973-1982) es, también, uno de los más fértiles y apasionantes segmentos temporales de la historia del cine español. No solo porque el peculiar contexto socio-politico va a hacer posible una multiplicidad de propuestas esteticas, ideologicas y narrativo-dramaticas, permitiendo la convivencia (a veces traumatica) de diferentes modelos filmicos y conformando un ingente corpus de enorme complejidad, sino porque algunos de esos modelos se convertiran en autenticos paradigmas de la convulsion social que agito el pais en aquellos determinantes años y que se manifesto en las artes tanto en el plano de la teoria como en el de la praxis.
Todavía reciente como periodo histórico, y permanentemente evocada por diversas instancias académicas, periodísticas y políticas, la Transición (1973-1982) es, también, uno de los más fértiles y apasionantes segmentos temporales de la historia del cine español. No sólo porque el peculiar contexto sociopolítico va a hacer posible –y aun necesaria– la multiplicidad de propuestas estéticas, ideológicas y narrativo-dramáticas, permitiendo la convivencia --a veces traumática-- de diferentes modelos fílmicos y conformando un ingente corpus de enorme complejidad, sino porque algunos de esos modelos van a convertirse en auténticos paradigmas de la convulsión social que agitó el país en aquellos determinantes años y que se manifestó en las artes tanto en el plano de la teoría como de la praxis. Piénsese, por ejemplo, en el cine documental o testimonial, en el metafórico-alegórico, o en la ideologización de los géneros populares, principalmente la comedia. Este libro apuesta por la búsqueda de las vías de entrada que permiten la organización teórica del extenso mapa –caótico, pero de un caos coherente y pertinente– que constituye el cine del periodo, centrándose en el análisis sistemático de unos textos fílmicos que, en su mayoría, presentan una gran riqueza semántica.
Podría existir una "línea general" del cine español: aquella que, partiendo de que el invento tuvo sus orígenes como arte popular y que sólo después fue asumido y rentabilizado por la burguesía, ha dado lugar a un celuloide que se ha hecho eco de los modelos culturales hispánicos, sobresaliendo entre ellos la vertiente populista de la que habían surgido (a partir de la herencia legada por formas medievales, barrocas y decimonónicas) el sainete, el entremés, el vodevil, el juguete cómico, el enredo, la zarzuela, el folletín, el cuadro costumbrista, el astracán y otros géneros menores, sin olvidar la fiesta taurina, el flamenco y otras manifestaciones folclóricas y celebraciones populares, así como la copla, el cuplé, la revista o la música popular. Todo ello ha conformado un modelo heterogéneo y multiforme de una determinada manera de concebir el cine, que más adelante se vería engrosado por otras fórmulas, también populares, "de importación" como el thriller o el western y, posteriormente, por las surgidas de los contemporáneos medios de comunicación de masas.