La crisis global está en curso, y no ha hecho nada más que empezar, afectando a todas las dimensiones de lo real. Emite diferentes señales, junto a las cuales hay que proyectar solidariamente el futuro comun de la humanidad: manda señales al mundo economico y financiero, reclaman la recuperacion de la produccion, del consumo y de las finanzas, y la recomposicion de los excesos y corrupciones de las relaciones economicas. Tambien se propone corregir los fallos para que el sistema vuelva a funcionar. Sus preocupaciones basicas son como recuperarse de la recesion, alcanzar nuevamente la competitividad y lograr una mayor eficacia y eficiencia en las relaciones economicas y financieras. No obstante, ultimamente se ha ampliado la preocupacion hacia las ?posibles y temidas revueltas sociales y a los incipientes disturbios causados por la crisis?. El poder politico tambien recoge las turbulencias que cuestionan la cohesion social. Las señales emitidas al mundo de la cultura hacen que se replantee el papel del individuo en la sociedad. Coexiste una cultura acomodaticia, de quienes se rinden ante el espesor de la crisis, con una cultura de la indignacion ante los responsables del crack financiero. Manda señales tambien al mundo de lo social, que se despliega en organizaciones civicas, en asociaciones ciudadanas, en movimientos sociales y en voluntariados, evidenciando las debilidades del sector social. Recrear la solidaridad en el interior de la crisis consiste en producir una hibridacion con el mundo economico, politico, cultural y social. Los aportes fundamentales de la solidaridad se resumen en un regimen que presta atencion a los perdedores de la crisis, reivindica la idea de alternativas y produce un tiempo de transicion que provoque el cambio. La crisis ha transformado el campo de juego de la accion social en la medida que la ha desbordado como sistema sectorial y le ha conectado a la economia, a la politica y a la cultura siendo capaz de actuar en contextos de emergencia y escasez vinculandose a la prevencion por la via politica y economica, y a la sensibilizacion por la via cultural. La idea central del libro se desarrolla a partir de la simultaneidad del poder destructivo de la crisis y de su poder de reconstruccion, visto a partir de las vicisitudes que producen en el ambito de las exclusiones. En este estudio se analiza el impacto de la crisis en la accion social, que obliga a explorar y recrear su lugar propio, sus funciones, sus actores, tiempos y escalas. Tambien plantea una serie de preguntas que nos cuestiona sobre que hacer ante la impotencia que produce la crisis y la facilidad con la que crea vidas desahuciadas y perdedoras. Esto requiere de nuevas conceptualizaciones y practicas de insercion. La crisis tambien ha desvelado la creacion de un mundo unico e interconectado por intereses, problemas y causas. La accion social puede asumir la transicion a realizar ante esta situacion. Finalmente, se explora la transformacion de la conciencia a traves de la frontera y a traves de la reconstruccion de la solidaridad. La salida, en consecuencia, necesita pensar radicalmente las profundas transformaciones, los nuevos sensores, los nuevos mapas conceptuales para que las pequeñas alteraciones puedan dar origen a convulsiones de largo alcance.
Ver más