Campo de Besos es un trasunto del autor, y de su espíritu. Y disfruta o padece de los gustos -requerimientos, obsesiones, querencias- que configuran la obra y el mester del todo contador de historias. Quedarán al descubierto las propias proyecciones; así y en este caso, la preocupación por la inocencia vulnerada, el desencanto ante el hombre que hiere y se convierte, también él mismo, en una víctima. Entenderemos por qué Aranguren ama a los animales y le reconforta la ironía, el vino tinto, el Mediterráneo y, sobre todo, la amistad, siempre que esté desnuda de cualquier pasión. En los relatos prefiere la atmósfera a los hechos, el manejo de los hilos al conjunto de la maraña. La fulguración de lo pequeño.
Dos largas series, "El vuelo de las hojas" y "El mimbre en los tabiques", constituyen este volumen que el lector tiene en sus manos y en las que el poeta, desde el termino de su recorrido existencial, recapitula y revive su memoria en un amplio fresco de mºltiples evocaciones vitales, paisajisticas y literarias. "¿A donde asirme?; / al igual que un convicto, / el derramasolaces y su pocima, empecatado, roto, / aoh, pobre viejo en su desventura!".