Hay quien dice que Dios permite el dolor. Otros dicen que es un castigo. Incluso algunos defienden que es un regalo de Dios. ¿Qué explicación ofrece la fe católica?¿Por qué no me quita Dios este sufrimiento? Hay quien dice que Dios permite el dolor. Otros dicen que es un castigo. Incluso algunos defienden que es un regalo de Dios.¿Cuanto hay de cierto en esto? ¿Como reaccionar ante el dolor? ¿Por que me pasa eso a mi, y no a otro? Contemplamos cada cierto tiempo desastres naturales, males fisicos y morales que dejan al hombre abatido y desconcertado. ¿No podia Dios haberlos evitado? ¿No podia haber construido un mundo mejor? ¿Que explicacion ofrece la fe catolica?Jorge Ordeig (Valencia, 1952) es ingeniero de telecomunicaciones (UPM, Madrid), doctor en filosofia y sacerdote. Ha trabajado en diversas instituciones educativas y actualmente es parroco de la iglesia de San Ildefonso, en Granada.
¿Por qué no me quita Dios este sufrimiento? Hay quien dice que Dios permite el dolor. Otros dicen que es un castigo. Incluso algunos defienden que es un regalo de Dios.
¿Cuánto hay de cierto en esto?
Guía práctica con los principales puntos a cuidar para preparar una de las épocas más divertidas, apasionantes... y problemáticas de la vida. La adolescencia es una de las épocas más divertidas, apasionantes... y problemáticas de la vida. Es como una tempestad que embiste con toda su fuerza. En los antiguos barcos de vela, cuando se encontraban en medio de una borrasca, no tenían más remedio que ponerse a la capa: arriar velas, renunciar a avanzar y rezar para que el barco aguantara. Unos sobrevivían y otros se hundían. ¿De qué dependía? Esta es la pregunta clave. Y la respuesta es: de cómo estuviera preparado el barco; de que se hubiera construido bien, de que el mantenimiento hubiera sido correcto, de que la carga estuviera bien estibada, de que se hubieran hecho las maniobras previas para reducir trapo, etc. Cuando la tempestad ya se ha desatado, no se puede gobernar el barco: tiene que resistir él solo. Muy parecida es la situación de un adolescente. Si la tormenta le sorprende sin una preparación adecuada puede tener graves averías, casi irse a pique. En este libro se ponen de relieve los principales puntos que unos padres o un educador deben cuidar para llevar a cabo esos preparativos.