Pichú, Carlos, Ramón y Chechu quieren salvar a la familia de
cigüeñas que anidan en unos pinos frente a sus casas: una promotora
urbanística pretende talar los árboles y construir viviendas
de lujo.
Diciembre de 1979. Dos adolescentes mueren arrollados por un tren. En aquellos convulsos años de transición democrática, la policía de la época cubre con un velo de silencio la investigación que se lleva a cabo para esclarecer las circunstancias del tragico suceso.Cuarenta años despues, en un parque publico de Benalmadena (Malaga), encuentran el cadaver decapitado de un individuo, y su tronco adosado a una cabeza de bronce que forma parte de un grupo escultorico. Entre los posibles sospechosos, un magrebi vecino de la localidad al que la policia marroqui sigue la pista por su radicalizacion como yihadista. La muerte de un sacerdote, ocurrida diez años atras en Puertollano, Ciudad Real, en el que todo apunta a un extraño caso de suicidio, llevara al inspector de policia Lino Ortega a intentar esclarecer unos hechos sin conexion aparente, pero que cuando escarba en ellos comprueba que el hilo del que tira para desenredar la madeja cada vez se halla mas prendido en el pasado. Por contra, constatara el empeño de determinados poderes de nuestra sociedad, sobradamente conocidos, para que el secreto no salga a la luz, aun a costa de la vida de quien ose lo contrario.En El jardin de las cabezas cortadas, J. M. Portero vuelve a deleitarnos con una tematica de plena actualidad, una nar
Terminada la contienda, los nazis fugados de Alemania contaron con el apoyo explícito y
directo de las autoridades franquistas, o de hombres destacados de Falange, para escapar
de los tribunales de j
Terminada la contienda, los nazis fugados de Alemania contaron con el apoyo explícito y directo de las autoridades franquistas, o de hombres destacados de Falange, para escapar de los tribunales de justicia Aliados.La Costa del Sol puede tener el dudoso orgullo de haber sido refugio y residencia de celebres nazis. Algunos, profugos sin haber podido ser juzgados en su pais como autores o responsables directos de horribles crimenes; otros, que fueron juzgados, pero huyeron antes de cumplir condena. Practicamente todos siguieron negando el delito de genocidio sistematico, planificado y llevado a cabo por el Tercer Reich, y siguieron disfrutando de la hospitalidad del Regimen mientras doraban sus cuerpos a orillas del Mediterraneo.El doctor Aribert Heim, Dr. Muerte; Otto Remer, el general de las SS que salvo a Hitler; Alfred Giese Hausmann, jefe en Malaga del espionaje militar aleman (la Abwehr); Leon Degrelle, el general belga sentenciado a muerte en su pais; Joachim Sievers, miembro de las SS, considerado por los Aliados como peligroso lider de la Gestapo en la Costa; Arthur Dietrich, Otto Skorzeny, Hans Hoffmann, y un largo etcetera de nombres que dan vida a esta fascinante investigacion.