En el desempeño profesional de ciertos ámbitos (medicina, psicología, abogacía, enfermería, etc.) y, especialmente, en los relacionados con la educación (magisterio, educación social, etc.) el trato que se dispense a las personas resulta esencial para conseguir las finalidades que se pretenden. En /El desarrollo del tacto pedagogico /el autor no se limita a poner de relieve la importancia de este en las relaciones educativas, sino que fija un posible camino de acceso a las cualidades que lo caracterizan. En todos los casos, ese desarrollo es contemplado como un proceso de autotransformacion personal de algunos aspectos de la teoria aprendida acerca del ser humano, del contexto en que este se desenvuelve y del proceso educativo en el que participa.
Una educación que se desentiende de formar para la vida
y el vivir humano, que se centra, sobre todo, en la
transmisión de contenidos orientados al ejercicio
profesional, difícilmente va a poder c
Llegamos en precario a la vida aunque no completamente desvalidos y desorientados. Ignoramos aquello en concreto que precisamos saber y sentir para vivir en un lugar determinado, pero disponemos ya al nacer del conocimiento y las motivaciones necesarios para poder desarrollarnos en cualquier ambiente humano. La educación se convierte por ello en el medio adaptador/emancipador por excelencia de un ser, el Homo sapiens, que se ve obligado a inventar su propia existencia a partir de sus disposiciones hereditarias y su inteligencia creadora.Durante milenios, amparados por la homogeneidad del grupo al que pertenecían y su lenta evolución, los individuos supieron acomodarse con relativa facilidad a las particularidades de sus respectivos medios socioecológicos. Eran tiempos en los que una educación más o menos consciente cumplía sobrada y eficazmente su labor socializadora. No es ésta, sin embargo, la situación que hoy se presenta en nuestras hipertrofiadas comunidades. Vivimos, efectivamente, en el seno de sociedades abiertas sometidas a continuas variaciones en sus estructuras, tecnologías, sistemas de comunicación, valores, etc., que dificultan ciertos logros educativos y ponen en riesgo con frecuencia la propia adaptación de los seres humanos. Los procesos caóticos afloran en esa dinámica de cambios y la precisión de nuestra evolución individual y colectiva se hace más incierta. Anticipar el futuro a nuestro quehacer diario resulta imprescindible para abordar con éxito los problemas que nos acucian. Precisamos por ello combatir la imprevisibilidad que encierra la complejidad con una visión lo más amplia y completa posible de la realidad humana. Una realidad que no sólo se asienta en la matriz sociocultural que la alimenta sino también en el pasado histórico-evolutivo que ha cristalizado en nuestras formas preorganizadas de percibir, sentir y conocer.
En el desempeño profesional de ciertos ámbitos y, especialmente, en los relacionados con la educación, el trato que se dispense a las personas resulta esencial para conseguir las finalidades que se pretenden.En El desarollo del tacto pedágogico su autor no se limita a poner de relieve la importancia del tacto en las relaciones educativas sino que indica,además,un posible camino de acceso a las cualidades que lo caracterizan.En todos los casos,este desarrollo es contemplado como un proceso de autotransformación personal basado en la aplicación, a la propia realidad del educador,de algunos aspectos de la teoría aprendida acerca del ser humano,del contexto en que éste se desenvuelve y del proceso educativo en el que participa.El libro pretende,en definitiva,justificar la posibilidad de esos cambios orientados a convertir unos contenidos teóricos en ciertas formas de ser que se manifiestan entonces de manera natural y espontánea,concretando a la vez la naturaleza de éstos.