A sus cien años, Juan Eduardo Zúñiga sigue escribiendo. Quien lea estas memorias entenderá por qué. En Recuerdos de vida, Zúñiga describe sus años de aprendizaje en el Madrid de la caída de la monarquia y la proclamacion de la republica, la guerra civil y la larga posguerra. Son los años del descubrimiento del mundo y de los intentos de acomodarse en el a traves de las herramientas que a Zuñiga le han servido para conocerse y conocer: los libros, las lenguas, la escritura. El joven cuya vida se ve limitada primero por la contienda y despues por la pobreza economica e intelectual de la España franquista rompe su aislamiento con el estudio de lenguas exoticas: desde el alfabeto egipcio hasta el ruso, el bulgaro o el rumano. Con ello accede a los mundos sugestivos de Turgueniev, Chejov o Panait Istrati. Esta pulsion por acercarse a lo desconocido distante corre paralela al conocimiento de uno mismo, de la amistad, el amor, y de lo politico, a traves del dolor de la guerra. Aquel Madrid que el escritor contemplaba de niño en las primeras nevadas sobre la ciudad es el espacio desgastado y mal reconstruido que los supervivientes de la guerra civil analizan sotto voce en los espacios libres de los cafes. Zuñiga habla de las tertulias de teosofos, de los cuentistas reunidos en el Cafe Lisboa, de las amistades literarias iniciales, de las primeras publicaciones, marcadas por el descubrimiento de las tierras exoticas. Recuerdos de vida se construye como una novela de formacion de la que el protagonista es el propio escritor. Un libro descarnado, sencillo y bello que demuestra una vez mas por que Zuñiga es uno de los mejores narradores españoles del ultimo medio siglo.A sus cien años, Juan Eduardo Zúñiga sigue escribiendo. Quien lea estas memorias entenderá por qué. En Recuerdos de vida, Zúñiga describe sus años de aprendizaje en el Madrid de la caída de la monarquia y la proclamacion de la republica, la guerra civil y la larga posguerra. Son los años del descubrimiento del mundo y de los intentos de acomodarse en el a traves de las herramientas que a Zuñiga le han servido para conocerse y conocer: los libros, las lenguas, la escritura. El joven cuya vida se ve limitada primero por la contienda y despues por la pobreza economica e intelectual de la España franquista rompe su aislamiento con el estudio de lenguas exoticas: desde el alfabeto egipcio hasta el ruso, el bulgaro o el rumano. Con ello accede a los mundos sugestivos de Turgueniev, Chejov o Panait Istrati. Esta pulsion por acercarse a lo desconocido distante corre paralela al conocimiento de uno mismo, de la amistad, el amor, y de lo politico, a traves del dolor de la guerra. Aquel Madrid que el escritor contemplaba de niño en las primeras nevadas sobre la ciudad es el espacio desgastado y mal reconstruido que los supervivientes de la guerra civil analizan sotto voce en los espacios libres de los cafes. Zuñiga habla de las tertulias de teosofos, de los cuentistas reunidos en el Cafe Lisboa, de las amistades literarias iniciales, de las primeras publicaciones, marcadas por el descubrimiento de las tierras exoticas. Recuerdos de vida se construye como una novela de formacion de la que el protagonista es el propio escritor. Un libro descarnado, sencillo y bello que demuestra una vez mas por que Zuñiga es uno de los mejores narradores españoles del ultimo medio siglo.
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