Laura Pariani nació en Busto Arsizio en 1951. Se dio a conocer en 1993 con el libro Di corno o d’oro (Sellerio, Premio Grinzane Cavour). A continuación publicó en esa misma editorial Il pettine (1995) y La spada e la luna (1996). En Rizzoli han aparecido La perfezioni degli elastici (e del cinema) (1997, Premio Selezione Campiello), La signora dei porci (1999, Premio Grinzane Cavour), La foto di Orta (2001, Premio Vittoriani), Quando Dio ballava il tango (2002), –de la que hay traducción castellana de Patricia Orts en Pre-Textos, 2003–, L’uovo di Gertrudina (2003, Premio Selezione Campiello) y La straduzione (2004). Además Effigie ha publicado Il paese dei sogni perduti.Anni e storie argentine (2004) y Patagonia blues (2006); Casagrande, Il paese delle vocali (2000) y Tango per una rosa (2005); y Alet, I pesci nel letto (2006).
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Un gran retrato argentino -con dos breves episodios chilenos- que atraviesa los acontecimientos de todo un siglo: las huelgas en Patagonia durante los años veinte, la matanza de los indios, la muerte de Evita, el terror durante la Junta Militar, los mundiales de 1978, el crac economico del 2001. En el centro de la historia, la memoria: no solo la de las grandes ancianas -Encarnada, Catte, Socorro, Venturina-, que buscan que alguien retome sus historias, sino tambien la memoria, porque a las protagonistas de la novela no les queda otra alternativa que la de llenar el tiempo de la espera con sus fantasias. Ya que, en un universo en el que si bien mandan los hombres estos permanecen siempre lejanos y apartados, las mujeres los escuchan con un solo oido y sin dejar de devanar sus historias entre ellas, como si dijeran: "Que hablen los hombres; nosotras, las mujeres, sabemos lo que hay que hacer". Una novela de emigracion, vista del lado de las mujeres: las que se marchan con sus hombres, las que se quedan a esperarlos, las que endulzan la vida de los hombres solos mas alla del mar sabiendo que no pueden esperar nada de ellos. Historias de los hombres que, de las mujeres del Nuevo Mundo, aman tan solo a aquellas que les procuran placer por unos cuantos pesos; aquellas que no quier
Buenos Aires a principios del siglo XX era una gran ciudad que crecía de forma tumultuosa. Para muchos inmigrantes era"como cuando estás en prisión y te falta el aire, sólo que aquí la celda la componen las innumerables calles, las casas abarrotadas, los canales apestosos de agua sucia".Hay un asesino que deambula por la ciudad y que lleva años matando a niños impunemente. Las victimas son sobre todo los hijos de los italianos que viven en los conventillos en condiciones de absoluta pobreza. Chicos abandonados a si mismos, niños de la calle cuyos sueños estan destinados a apagarse en la rabia dia tras dia. ¿Quien querria que mueran?La verdad esta a la vista de todos, pero nadie sabe verla. Solo los niños pueden intuirla, porque quiza esa verdad se mueva a la altura de sus ojos.