¿Podría estar amenazado el futuro de nuestra civilización por un abuso secular de la razón? Cabe argumentar que la Modernidad se construyó sobre la ambición cartesiana de conocer y regular el mundo mediante el discurso racional, postergando el conocimiento sensible y descartando cualquier posibilidad de un conocimiento intelectual diferente de la razón científico-matemática. Según el autor, esta ambición ha moldeado el quehacer científico, filosófico y matemático de la Modernidad y persiste todavía en el discurso ético-político del capitalismo global. Laureano Luna explora las limitaciones del proyecto racionalista moderno rastreando sus límites desde la lógica matemática hasta la racionalidad social, política y económica de la sociedad contemporánea, argumentando la tesis de que los límites del discurso racional que las paradojas o en el teorema de Gödel revelan en la lógica se reproducen en los ámbitos de la ciencia, la ética y la política, porque esos límites dependen todos de un rasgo esencial de la fenomenología del pensamiento. En la elaboración de esta síntesis la obra emprende un análisis de la racionalidad vigente que desemboca en la consideración de sus limitaciones para encarar el futuro.
Las clases trabajadoras de los países desarrollados asisten a un deterioro continuado de sus derechos laborales y de sus salarios reales desde los años ochenta. Se trata de un formidable ataque de las nuevas formas del capitalismo ?el capitalismo global? contra las conquistas laborales de los trabajadores y el modelo social europeo. La humanidad carece hoy por hoy de la posibilidad de construir una autoridad política mundial capaz de sobreponerse al poder del dinero. Solo los Estados nacionales y aquellas instituciones supranacionales que se apoyen en ellos tienen la posibilidad de someter el poder del dinero a los valores de la civilización y a los intereses de las clases trabajadoras. Por eso en la era del capitalismo global la izquierda nacional es la izquierda a secas, la única izquierda posible.
El proceso de tercermundización a través de la Globalización es ya evidente en España. En otros países es menos evidente pero se da igualmente: las condiciones laborales en la exitosa Alemania -que ha bajado sus indices de paro sin aumentar el numero de horas trabajadas- son ya tercermundistas para una buena parte de los trabajadores. En Europa, si el proceso de Globalizacion no se detiene, mas de cien millones de trabajadores van a quedar sometidos de nuevo a condiciones parecidas a las del capitalismo salvaje de hace dos siglos. Y, cuando la cultura social y laboral europea haya sido destruida, el capitalismo salvaje dominara sin oposicion en el mundo entero. ¿Que principio racional de validez universal debe invocar la lucha obrera en la era del capitalismo global? La respuesta nos la ofrece precisamente la naturaleza del enemigo: puesto que la lucha es contra el capitalismo salvaje, contra la barbarie de los mercados, esa lucha sera la lucha por la civilizacion. La civilizacion es lo que aporta a la vida de los pueblos un valor que trasciende la mera supervivencia y hace de su existencia algo cultural y moralmente valioso, cargado de valor en si mismo.