Bernissat, Bélgica, 1930 Directora de Investigación Filosófica en el Centre National de la Recherche Scientifique, de París, Luce Irigaray es doctora en Filosofía y catedrática de la Universidad Erasmus de Rotterdam, así como lingüista, filóloga, licenciada en psicología y psicoanalista. Hoy es una de las voces clave del pensamiento feminista contemporáneo y su trabajo se centra en la alteridad de los sujetos masculino y femenino —en particular a través de la liberación de una subjetividad femenina—, tema que explora en una variedad de formas literarias, desde lo filosófico a lo científico, lo político y lo poético.
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Luce Irigaray insiste en este libro, que continúa la línea de pensamiento de sus obras anteriores, en la diferencia mas que en la igualdad de los sexos. La igualdad de derechos sería necesaria para que aparezca la verdadera diferencia entre hombres y mujeres, que es mucho mas compleja que un simple reparto de roles sociales prefabricados. Aceptar la diferencia significa hacerse cargo de una limitacion constitutiva de la identidad. Yo no soy tu, hombre, yo no soy todo y, en este sentido, no represento una unidad del genero humano. El genero humano esta compuesto de dos generos y ninguno puede ser el modelo del otro. Gracias al respeto por la diferencia irreductible, hombres y mujeres podemos amarnos, aunque la comunicacion implique una manera mas indirecta y menos inmediata de relacionarse.Amo a ti supone una filosofia que tiene en cuenta dos sujetos y en la que naturaleza y cultura, mujer y hombre, privado y publico, sensibilidad e inteligencia, practica y teoria, cotidianeidad y trascendencia se intercambian dialecticamente. Del mismo modo, la escritura de Luce Irigaray, en la tradicion de Bataille y Bachelard, funde lo filosofico y lo poetico.
La sexualidad femenina ha permanecido como el «continente negro» del psicoanálisis. Éste, en efecto, no podía sino ignorar a esa otra, mujer, que desborda el encuadre de su campo teórico, toda vez que la ciencia del «sujeto» que define no ha cuestionado su sumisión a imperativos lógicos masculinos. Así, pues, era preciso volver a atravesar los textos en los que esa lógica del uno, de lo mismo, se sistematiza como tal. Releer, e interpretar, a Platón, para localizar cómo en él se determinan las metáforas que en lo sucesivo vehicularán el sentido. Seguir el desarrollo de esa historia, de la teoría, y re-marcar dónde y cómo la otra -mujer- se ve excluida de la producción del discurso, garantizando con su plasticidad silenciosa el suelo, el envite, y el límite. «Un espéculo ha sido introducido en el volumen para alterar su economía. El practicable que desbarata el montaje de la representación con arreglo a parámetros masculinos. No para un nuevo espectáculo. Así que, ¿no hay nada más que ver? A no ser para que, con un tacto de una fluidez difícilmente identificable y con un estilo inapropiable, «Dios» reabra caminos en un lenguaje que la connota como castrada, que le veda el habla, y un cierto sentido -también de la historia- se vea sometido a una distorsión inaudita. La/una mujer nunca se encierra/oculta en un volumen». Luce Irigaray.
En cuanto a nuestra historia, hay que volver a interrogarla de un extremo a otro para entender por qué esa diferencia sexual no ha tenido su oportunidad. Ni empírica ni trascendental. Por qué le ha faltado una etica propia, una estetica, una logica, una religion, la realizacion macro- y microcosmica de su emergencia o de su destino.Sin duda tiene que ver con la disociacion del cuerpo y el alma, de la sexualidad y la espiritualidad, con la falta de pasaje del espiritu, del dios, entre lo interior y lo exterior, lo exterior y lo interior, y su reparticion entre los sexos en el acto sexual. Todo esta construido para que esas realidades permanezcan separadas, incluso opuestas. Para que no se alien, no se mezclen, no casen.Obra fundamental publicada en 1984, Etica de la diferencia sexual de Luce Irigaray puede leerse por primera vez en traduccion española, con un esclarecedor prologo de Fina Birules y Angela Lorena Fuster Peiro.
Entre el poema y el eco del poema en la filosofía, Luce Irigaray aborda en este libro la cuestión de las relaciones intersubjetivas. El yo y el tú, diferenciados sexualmente, entran en difíciles alianzas. Pero existe un camino, sugiere la autora, para que nuevas conductas, cuerpos y lenguajes puedan marcar de una manera no alienada lo femenino y lo masculino. En el texto se entrelazan etica y verdad, naturaleza y cultura, sujeto y objeto, cuerpos e instituciones, y se analiza la relacion centralmente simbolica para la cultura occidental como es la de Antigona y Creonte. Retomando criticamente los aportes filosoficos de Sartre, Merleau-Ponty y Levinas sobre la cuestion del otro, Luce Irigaray se propone profundizar la busqueda de una cultura de la percepcion distinta, que modifique la indole de las relaciones amorosas. Intenta asi fundar una filosofia basada en el reconocimiento de las diferencias, abriendo la posibilidad de un futuro que supere tanto lo naturalmente dado como lo establecido por la cultura, que reorganice las relaciones entre amar y pensar, o conciba el silencio como salvanguardia de la naturaleza.
Irigaray regresa a la Grecia arcaica para recuperar la memoria de nuestra humanidad y recordarle a Occidente que el origen de nuestra sabiduría está en la naturaleza, la mujer y la Diosa.
Ella, no