Nació en Córdoba, cosecha del 76. Criado en Puente Genil, malcriado en Madrid, se licencia en Periodismo y trabaja sucesivamente en radio, prensa escrita y televisión.
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Escribí esta novela de amor y lucha contra el miedo a finales del siglo pasado; han transcurrido más de diez años, por tanto, en el momento en el que elaboro estas líneas. Al sentarme a revisar el texto antes de su publicación en Evohé, me he sorprendido doblemente. En primer lugar, sigo de acuerdo con lo escrito, en lo esencial; pero, además, la historia mantiene una extraña vigencia que no le reconozco a la mayoría de noticias escritas hace unas horas. A pesar de los vaivenes y de la prisa con la que el cambio acumulado muda la realidad que conocemos, ahí sigue La última maravilla de Alicia, dándome la impresión de que me voy a manchar con sus palabras, como si estuviesen recién escritas. Quizá es el único mérito que le reconozco; y ni siquiera estoy seguro de que tal condición pase de lo sorprendente. Que esta novela resulte vigente para usted, lector, ya es asunto suyo y de su lectura: cómo voy a inmiscuirme yo ahí. Los libros, una vez publicados, dejan de pertenecer a quienes los hicieron, si es que alguna vez se pudo hablar de pertenencia. Si le soy sincero, yo escribo con la actitud del que está leyendo, y viceversa. Y disfrute, o abandone la lectura: un libro es muchas cosas, pero ante todo, ha de ser gozo. Como si nunca hubiésemos dejado de jugar con Alicia y con Lewis Carroll. Manuel Valera
¿La estructura del best seller es honesta? Sí, puede serlo. Como dirían los teóricos de la retórica: lo primero es bucear en los topoi, en los lugares comunes, para sacar las pisteis, las pruebas. Nada se realiza de otra manera. Pero... lo que se hace con ellas, ya es harina de otro costal. Manuel Valera las adapta a un estilo propio; las atrapa y las transforma, haciendo algo novisimo: esos lugares comunes pasan a ser algo no transitado, como pasear por la Gran Via en el cuadro de Antonio Lopez, solo que, poned por caso, con museos en vez de cines, farolas por neones. Nunca habiamos leido una novela que, valiendose de los topicos, fuera tan trasgresora con ellos sin caer en la parodia, que fuera constructiva. Esto es importante: un trabajo que no critica ese tipo de novelas (toda novela debiera de ejecutarse bajo la premisa siguiente: habria de ser leida por todo el mundo y disfrutada por cuanta mas gente), sino que las dignifica.
Uno puede decir que el fútbol son muchas cosas, las que le venga en gana: que son once contra once en calzoncillos; que no es más que un juego; que es el opio del pueblo; que fútbol es fútbol; o que lo hemos convertido en un negocio disparatado, de interés general y beneficios muy particulares… Y, probablemente, así sea —al menos en parte—. Pero eso no puede ser todo, es imposible. No es suficiente. Éste es un libro sobre filosofía y fútbol. La filosofía busca la verdad del ser humano. Creemos que, en cierta medida, el fútbol también participa de esa búsqueda. Y este libro muestra los caminos trazados en los dos ámbitos. Y sus paralelismos.Los once mejores futbolistas contra los once filósofos más brillantes.La filosofía busca la verdad del Hombre. El fútbol a veces la encuentra.
¿De qué va El gato sobre la cacerola de leche hirviendo? De nada, de nada en absoluto. ¿En qué se diferencian el lector y el personaje del libro? En lo esencial, el primero asiste a las peripecias del segundo con la confianza de que la persona que ha escrito el texto ha desarrollado una historia. El personaje, a diferencia del gozoso lector, sabe lo que tiene que hacer y que decir en cada momento. Sin embargo, en este caso, no. El libro que usted tiene entre las manos no tiene argumento. Los personajes deberán cruzar las páginas sin ninguna idea acerca de cómo comportarse o qué decir. Como su propia vida, lector: sin guiones, con los inquietantes años que se encabritan enfrente. Como folios en blanco que rellenar.
Robert Hooke fue el científico experimental más importante en la Inglaterra de la Restauración y uno de los genios creativos más prolíficos que jamás han existido. Sin embargo, hoy día es una figura casi desconocida y pocos conocen que su Micrographia fue una de las obras maestras de la ciencia del siglo XVII, que su trabajo sobre gravitación inspiró al de Newton, o que inventó la articulación universal y numerosos otros artilugios mecánicos. Probablemente el que su obra pronto cayese en el olvido haya que achacarlo a su enfrentamiento con Isaac Newton, quien tras la muerte de Hooke reinó en el mundo científico inglés y cuya negativa opinión de Hooke ha prevalecido prácticamente hasta nuestros días.