Concha López Narváez nació en Sevilla el 27 de agosto de 1939.
Estudió la carrera de Filosofía y Letras, y se licenció en la especialidad de Historia de América.
Ha escrito multitud de libros y varios cuentos y artículos. Le han sido concedidos numerosos premios de literatura infantil y juvenil: Lazarillo, CCEI, Lista de Honor del IBBY y finalista del Premio Nacional, entre otros.
«El tiempo y la promesa» fue seleccionado para la Lista de Honor de la CCEI en 1991.
En 1992 fue nominada por España para el Premio Andersen.
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¿Es la formación una deuda que todo humano ha de saldar por el hecho de ser humano? ¿ Quién es el recaudador de la deuda? ¿ La propia esencia del hombre, Dios, la cultura o alguna de sus manifestaciones como la guerra, el capital o el colectivo organizado? La novela de formacion, modelo narrativo empleado con notable frecuencia en la literatura alemana, intenta contestar a todas estas preguntas a lo largo de su compleja historia. Todas sus respuestas se encierran en una, esa deuda es insaldable: la formacion o solo es posible en la utopia o es un camino inevitablemente trunco y malogrado. La candidez de Wolfram, la desesperanza de Grimmelshausen, la crudeza de Moritz, la labilidad de Goethe, la amargura de Jean-Paul, la melancolia de Keller o la asepsia de Musil seran algunas de las estaciones de este viaje.
¿Es la formación una deuda que todo humano ha de saldar por el hecho de ser humano? ¿Quien es el recaudador de la deuda? ¿La propia esencia del hombre, Dios, la cultura o alguna de sus manifestaciones como la guerra, el capital o el colectivo organizado? La novela de formacion, modelo narrativo empleado con notable frecuencia en la literatura alemana, intenta contestar a todas estas preguntas a lo largo de su compleja historia. Todas sus respuestas se encierran en una, esa deuda es insaldable, la formacion o solo es posible en la utopia o es un camino inevitablemente trunco y malogrado. La candidez de Wolfram, la desesperanza de Grimmelshausen, la crudeza de Moritz, la labilidad de Goethe, la amargura de Jean-Paul, la melancolia de Keller o la asepsia de Musil seran algunas de las estaciones de este viaje.