Diciembre estaba a punto de acabarse y apoyaba a los pies en los abismos, a ras del suelo se iba con lentitud de larvasa hombros de cuanto no regresa. Diciembre buscaba su reposo en las buhardillas de viejos calendarios ya marchitos, sus bordes amarillentos rompían luces, agitaban las cítaras del aire anunciando otra luna, mientras subía un gas apenas ebrio al sol de las premoniciones...
Es la obra de Onofre Rojano un camino que recorre el amplio espectro del alma poetica. Un terso arco que evoca su grandeza y una certera flecha que apunta a su fragilidad humana. Es una poesía profundamente humanista, de hondo latido, que se nutre de las agoras diurnas donde bulle la vida, porque su aventura es hallar la via exacta donde vibre el suceso. Un torrente de magnificos versos que causa admiracion, y esta sostenido por una voz unica, muy personal, convertida con destreza en flujo incesante de imagenes renovadas y de gran riqueza musical.