Nos hable de la crisis, del Estado del bienestar, de la inagotable veta sociológica que proporcionan siempre las relaciones entre hombres y mujeres, de política nacional o internacional o, simplemente, del ser humano de nuestro tiempo, Sanson siempre toca en la herida. Pero no lo hace con saña, ni siquiera con ese exceso de cinismo que caracteriza a alguno de sus compañeros de profesion, sino con el punto justo de acidez para que el trago se convierta en sonrisa. Por retorcidas que sena las lineas que unen a cada personaje con su bocadillo, al final el mensaje es siempre claro, con su poco de Rinconete y Cortadillo y su poco mas de Sancho y Don Quijote, pero con vistas al siglo XXI. Asi es Sanson y asi es Rafa Vega: una sensibilidad a flor de piel envuelta en el humor mas puramente hispanico.