Libros de Arte moderno, página 20 de 44

Evelyn S. Welch examines issues of Renaissance court patronage and power in this impressive study of three key architectural and artistic monuments in fourteenth- and fifteenth-century Milanthe cathedral, the castle, and the hospital. She focuses on the way that the Visconti and Sforza ducal regimes used art and architecture to express the legitimacy and benevolence of their rule, and how they were alternately aligned with and hostile to civic elements in Milan. A vivid depiction of ambition, the pursuit of power, and the interplay between city and court, the book reveals much that is unexpected about the roles of patrons, the motivation behind artistic choices, and what buildings disguise as well as reveal about their patrons'' interests. The author presents a broadly inclusive cultural history, showing the impact of the social, political, economic, and religious character of the city on the patrons of the great buildings. We discover, for example, that although art historians have considered the Cathedral of Milan a Visconti commission, in actuality civic groups funded its construction; that the hospital was more an expression of political allegiance to the new Sforza regime than an innovative vision of social policy; that the design and decoration of the cathedral showed the influence of merchants who were determined to include a local Lombard idiom and ensure that their city was not forgotten in the expanding Visconti empire; and that Leonardo and Bramante''s paintings in the Castello Sforzesco reflected an understanding of important points of court etiquette, clothing, and behavior. With precision and subtlety, this book reconstructs a time when patrons and artists formed a network of friendships, alliances, and economic partnerships to define the creation of art in Milan. Evelyn S. Welch is lecturer, School of European Studies, at the University of Sussex.

El autor recuenta la rica historia de la invención de la perspectiva en el siglo XV y muestra cómo se utilizó para conseguir efectos estéticos sutiles y fascinantes. Su clara presentación de los conceptos fundamentales de la perspectiva y las razones de su eficacia, basandose en la investigacion de laboratorio sobre percepcion mas reciente, conduce al desarrollo de una teoria para explicar por que los artistas del Renacimiento usaron la perspectiva de forma tan poco ortodoxa que dejo perplejos a los academicos del arte.

La hija de los Malpica es la niña retratada, a sus trece años, al estilo cortesano de Madrid de la primera mitad del siglo XVII. Sus padres o padrastros, fueron Baltasar Barroso de Rivera (+Madrid 1669) marques de Malpica y mayordomo de Felipe IV, casadi con Ana Polonia Manrique de Lara y Martinez de Luna (Illueca c.1605, Madrid 1675) condesa de Morata.

Aportaciones realizadas a lo largo de dos décadas concurren en este libro, que incide en el marco cultural y religioso que se abre en Granada a partir de 1492, difuminando las barreras entre la Historia y la Historia del Arte, que cultivan respetivamente sus autores. La primera parte aborda el paisaje artistico de una epoca de transito entre la Edad Media y el mundo moderno, haciendo de Granada un laboratorio especial para su estudio y, de forma singular, en torno a don Iñigo Lopez de Mendoza y su destacado papel en el arte de su tiempo. El segundo bloque profundiza en el ideario religioso de los Reyes Catolicos, que imprimieron un sentido mesianico a la obra de cerrar un proceso historico espinoso y a veces descarnado. La religiosidad popular y la realidad cofrade se expandieron asi por la ciudad conquistada. Aquella Granada nueva refleja, por tanto, los mecanismos de imposicion, la practica del poder, las herramientas de disciplinamiento social y, en suma, un control premeditado de creencias, conductas y manifestaciones culturales.

En abril de 1671 el artista más celebre de Sevilla, Bartolome Esteban Murillo (1617-1682) obtuvo permiso para abrir la tumba donde se encontraba el cuerpo incorrupto de Fernando III de Castilla y León (1201-1252). Tras contemplarlo con sus propios ojos, Murillo se dispuso a pintar su vera effigies cuando se impulsaba la canonizacion del conquistador de los reinos de Jaen, Cordoba y Sevilla casi 420 despues de su muerte. Este estudio se centra en el "verdadero retrato" pintado por el sevillano que vuelve a verse en publico en Bishop Auckland tras casi un siglo de oscuridad en colecciones particulares.

La colección de la Spanish Gallery en Bishop Auckland alberga un grupo notable de pinturas que iluminan los ricos y variados intercambios artísticos entre España e Italia hacia 1600. Algunos destacados artistas españoles desarrollaron parte de su carrera en Italia, mientras que sus colegas italianos aprovecharon las oportunidades que les surgian en los dominios de los Austrias Españoles y trabajaron tambien para mecenas afincados en Roma y Napoles a las ordenes del rey de España.