Hoy todos conocemos Doñana, un paraje natural protegido e inabarcable a la escala humana, donde cientos deespecies de todos los órdenes imaginables desarrollan su vida. Pero muy pocos han oído hablar de la azarosahistoria de los naturalistas Chapman, Buck y Riddell, tres aventureros ingleses que cambiaron la historia delCoto y fueron una pieza clave en su conservacion. Este libro cuenta esta maravillosa y desconocida historia, la deunos hombres frente a un desierto y paraiso, un vergel y un paramo, frente a Doñana en una España agreste eindomita.Cientos de aves se levantan a nuestro paso. No cabe imaginar un espectaculo mas hermoso. Patos reales,rabudos, porrones, cercetas, malvasias, cigueñuelas, garzas, garcetas, garcillas cangrejeras, avocetas, espatulas,fochas, zampullines, fumareles, charrancitos, chorlitos, correlimos, canasteras, archibebes... Entre todas es elflamenco la que mas nos cautiva. Tomo apuntes del natural para despues dibujarlos con detalle. La exuberantefauna esconde una dureza sin igual.Es necesario acercar la belleza, pero tambien la fragilidad de la naturaleza, al publico general. El ameno relatode Jaime Bohorquez sobre las aventuras de Chapman, Buck y Riddell en la España agreste e inexplorada,contribuye de forma oportuna e inigualable a recordar el origen del descubrimiento de Doñana y los avatareshistoricos que llevaron a convertirlo en un enclave considerado Patrimonio de la Humanidad. Rafael Zardoya,director mncn-csicSiglos de civilizacion fueron alejando a los humanos de lo salvaje, lo agreste, lo inexplorado. Ese alejamientoparece consumarse a la altura del siglo xix, fascinado por una idea de progreso que se asocia a la maquina, laindustria y la metropolis. Justo entonces algunos visionarios redescubren el valor de la naturaleza silvestre nocomo espacio irredento, pendiente de ser transformado y aprovechado, sino, muy al contrario, como lugar deredencion. Como un ultimo reducto de espontaneidad y libertad, en el que los humanos civilizados puedenreencontrar el paisaje del que surgieron nuestros antepasados. Santos Casado, Departamento de Ecologia, uam
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