Título descatalogado. Decía Hemingway que un buen relato debe ser como un iceberg; lo que se ve es siempre menos que lo que queda oculto bajo el agua, y otorga intensidad, misterio, fuerza y significacion a lo que flota en la superficie. Los cuentos de este libro cumplen con tal premisa, pero tambien se sustentan en una afirmacion que hace el autor en uno de ellos: la cultura es la realidad. Y asi es, al menos en su territorio literario: relatos abiertos, nada previsibles, donde lo que esta mas alla de la historia que se cuenta siempre apasionante, el enigma que hay que desvelar, subyace a lo escrito; donde en cada uno de ellos hay una figura inscrita en la trama del tapiz que hay que descubrir, una figura en la que realidad y ficcion se imitan la una a la otra.Sensini, un viejo escritor sudamericano exiliado y aqui aparecen las sombras de Onetti y de Moyano, entre otros, enseña a otro escritor mas joven, tambien expatriado, la picaresca de los premios literarios de provincias. Joanna Silvestri, antigua diva del cine porno, nos habla de su relacion con Jack, uno de sus partenaires, y no podemos sino recordar a un celebre actor de este circuito, muerto de sida tras una vida bastante enigmatica. Henry SimonLeprince, o la peripecia, en tiempos convulsos, de un escritor sin talento pero poseido por la literatura. William Burns, un americano tranquilo de California del sur, se ve envuelto en una historia de relaciones triangulares, asesinatos equivocados. Relatos que remiten a otros relatos, a otros escritores, a otras historias, a peliculas, la obra de un fabulador que, como afirmo un critico, mantiene un constante dialogo con la tradicion literaria mas inteligente, culta y refinada, pero tambien utiliza con humor y sabiduria los generos populares.
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